El wabi-sabi es un criterio estético y una forma de
ver la vida, de origen japonés, basado en el gusto y el aprecio por la imperfección
sobre todo reflejada en la naturaleza y en el caso de la decoración, en los
elementos naturales.
Su filosofía radica en ver el lado hermoso de la
decadencia de los elementos de la naturaleza, el proceso por el cual podemos
observar en ellos, la vida que todavía respiran y como el paso del tiempo hace
mella sobre ellos.
Las maderas que empiezan a resquebrajarse, la pintura
que las puedan cubrir, sufriendo el proceso de descamado y craquelado.
Flores a punto de marchitarse. La irregularidad
e imperfección de los patrones generados por rocas aleatorias y no
buscadas para que sean simétricas,
ni provocando patrones geométricos.
Paredes sin alisar, evocando una estructura natural
bajo el revoco, que nunca podría ofrecer resultados finos si nosotros no
enlucimos para allanar.
Grietas en las puertas, en las ventanas, provocando el
recuerdo de una estructura que ha visto pasar el tiempo y que su imagen como la
nuestra se preocupa por mostrar.
Seguro que ahora estas mirando por toda tu casa, esas
imperfecciones y arreglos que debías hacer y nunca tienes tiempo de acometer y las
estas mirando de otra manera. Cuando alguien te diga: tienes eso o aquello
roto, que no piensas arreglarlo? Ya sabes que solo tienes que decir, eso no
está roto, expresa mi forma de ver la vida en la que aprecio el reflejo del
paso del tiempo en las cosas que me rodean.
*La naturaleza es arte en sí misma y el arte no se
arregla.